Uno de los mayores placeres cuando nos alojamos en un hotel es disfrutar de la suavidad de sus toallas. Sin embargo, lograr el mismo resultado en casa puede ser difícil si no se toman medidas específicas.

La caliza del agua se deposita en las fibras del tejido y las vuelve cada vez más rugosas a medida que lavamos las toallas. La tela se vuelve rígida y el suavizante de telas parece dejar de funcionar.

Si buscas toallas muy suaves es importante seguir un pequeño proceso que será determinante para toda la vida útil de las prendas: por ejemplo, se deben enjuagar siempre con agua fría únicamente.

Paso 1: quitar el suavizante de telas . Años y años de comercialización nos han llevado a pensar que el suavizante de ropa es la solución a todos los problemas. Por el contrario, los químicos presentes en los suavizantes industriales acaban depositándose en las fibras de los tejidos, dándonos resultados contrarios a largo plazo.

Paso 2: Lava las toallas por separado . Para evitar que los tejidos de las toallas absorban las bacterias de la suciedad de otras prendas, hay que lavarlas por separado a temperatura media-alta (entre 40 y 60 grados).

Paso 3: la fórmula mágica . Este sencillo método nos permite tener toallas aún más suaves y limpias. La fórmula mágica se divide en dos pasos diferentes.

  1. Agregue un poco de bicarbonato de sodio al cajón de detergente de su lavadora. Esto nos permite atacar mejor la suciedad, blanquear el tejido y combatir los malos olores.
  2. Agregue un poco de vinagre al cajón del suavizante de telas hasta que esté completamente lleno. El vinagre le da a las toallas un olor muy agradable, las desinfecta y las hace aún más suaves.

Finalmente, si vives en un área donde el agua es muy rica en cal, intenta comprar un limpiador de cal.

Intente practicar el truco descrito anteriormente para tener toallas suaves, limpias y perfumadas sin usar ningún producto químico.