El aloe vera es una   planta suculenta, cuyo uso se extiende desde el campo decorativo hasta el medicinal y cosmético. El gel presente en el interior de sus hojas ofrece multitud de beneficios tanto para la piel como para la salud en general.

Sus propiedades cicatrizantes y antisépticas lo convierten en un remedio natural perfecto para curar heridas y quemaduras leves. Además, ayuda a reducir el acné gracias a sus propiedades antibacterianas.

Teniendo en cuenta sus beneficios, tener una planta de aloe vera en casa significa tener acceso constante a uno de los mejores remedios naturales del mundo. A continuación te explicamos  cómo plantar aloe vera en casa  .

  1. Hay que tener en cuenta la época del año y el clima. Este tipo de planta necesita un lugar que no sea ni húmedo ni frío. Por eso, lo ideal es plantarla en una maceta de barro, en otoño o en primavera.
  2. La mejor manera de plantar aloe vera es comenzar con un brote de planta adulta. Sin raíces y semillas, no es posible plantar una nueva planta de aloe vera. Las semillas de aloe vera son muy difíciles de encontrar, por lo que los germinados son una mejor opción. Coloque un desagüe de grava, de unos dos dedos de altura, en la base de la maceta para garantizar un crecimiento óptimo de las plantas.
  3. Luego agregue tierra de jardín y turba en partes iguales. Agrega también abono orgánico. Si tienes una planta adulta y quieres extraer sus brotes, debes aprender a identificarlos. Los brotes crecen alrededor de la planta madre y son más pequeños (entre 15 y 20 cm). Retire la planta de la maceta, seleccione un brote y comience a cortarlo con un cuchillo, incluidas todas las hojas.
  4. Es muy importante no dañar la raíz del brote, ya que juega un papel muy importante en el nacimiento de la nueva planta. Una vez que tengas el brote, debes introducirlo en la maceta y cubrirlo con tierra, dejando solo las hojas afuera.
    Vierta un poco de agua dos semanas después de la siembra.
  5. Una vez que ha crecido (entre 2 y 5 años después de la siembra), vuelve a ser necesario separar los brotes de la planta madre para volver a plantarlos.