Aunque el fregadero de la cocina siempre está en contacto con agua y jabón, y aunque los restos de comida suelen ir al fregadero, esto no es suficiente para mantenerlo realmente limpio y reluciente. Si el agua de la casa es muy calcárea o si descuidamos la limpieza del cuenco, la suciedad hará estragos allí. Y a pesar de toda la buena voluntad del mundo, una esponja o un paño húmedo no eliminarán algunas manchas difíciles.

¿Cómo limpiar un fregadero de acero inoxidable?

¿Una alternativa real al problema? El uso de vinagre blanco.

Así que aquí tienes un método sencillo que te explicamos a continuación para hacerte la vida más fácil.

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Ingredientes para limpiar el fregadero

  • Vinagre blanco
  • jabón líquido para platos
  • Bicarbonato de sodio
  • Un cepillo de dientes
  • una esponja pequeña
  • Papel secante
  • Uno o dos paños de microfibra
Fregadero de acero inoxidable

Elaboración de la receta para dar brillo al fregadero.

Enjuague bien el fregadero para preparar,  eliminando cualquier residuo de comida presente o cualquier otra suciedad.

Mientras las paredes aún están húmedas, espolvoréalas con una capa delgada de bicarbonato de sodio, luego usa tus manos (con guantes) para frotarlas y crear una pasta que tendrá una ligera acción abrasiva en la superficie. Trabaje de esta manera en todo el fregadero, luego enjuague bien.

Cubre todo el fregadero con toallas de papel, como si estuvieras recubriendo la bañera, luego sumérgelas bien en el vinagre. Es más conveniente hacerlo poniendo el vinagre en un recipiente con atomizador. También puedes verter el vinagre en un bol, sumergir el papel en él y escurrirlo un poco antes de colocarlo en el fregadero.

Dejar actuar durante 20 minutos.

Enjuaga todo con un poco de agua caliente en la que hayas disuelto muy poco jabón.

La misma solución (agua y jabón) se puede utilizar para limpiar el grifo, utilizando un cepillo de dientes. Si por el contrario hay restos de caliza, habrá que dejar actuar allí también el vinagre, y será más práctico hacerlo tapando el grifo con hojas de papel empapadas.

Después de enjuagar, limpie con un paño de microfibra seco para secar y pulir.

Es un método simple y económico que vale la pena probar para no tener que fregar durante mucho tiempo. ¡Sentirás la diferencia rápidamente!